12/10/12

BONDAGE

Llevaba semanas escribiéndome correos electrónicos, deseaba una sesión conmigo, pero no era capaz aún, le daba mucho respeto el mundo del BDSM.

Una mañana finalmente me llamó por teléfono y me explicó su fantasía.

Quedamos en un hotel, todo había sido pactado previamente, consensuado, pero lo volvimos a comentar y a volver a consensuar una vez allí.

Se tumbó en la cama. Le até las manos y luego los pies, junto con las manos, no podía desatarse. Él deseaba llegar al orgasmo, deseaba sentirse totalmente dominado. Se había portado muy bien, así que, le practiqué una masturbación manual, a pesar de sus gritos a través de la mordaza que llevaba en la boca, quería tener un orgasmo y no quería. Le hice llegar al clímax y me fuí de la habitación del hotel, llevándome la llave conmigo. Al cabo de unas horas regresé, y allí seguía él, en la cama, atado, y sin haberse podido desatar solo...



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